Murcia alcanza su plenitud barroca en la mañana del Viernes Santo. Desde las ocho de las mañana sale de la Iglesia de Jesús la procesión de los Salzillo. Hasta bien entrada la tarde, Murcia se paraliza para ser testigo de todos y cada uno de los nueves pasos que la Cofradía de Jesús saca a la calle, desde la Santa Cena hasta la inigualable Dolorosa. Por la tarde, la Iglesia de San Bartolomé se abre para dar salida a los Servitas de María Santísima de las Angustias y al Santo Sepulcro. Ambos cortejos se unen con el de la Misericordia, que viene de la iglesia de San Antolín. El intenso Viernes Santo murciano finaliza con la recogida de la Misericordia, ya rozando el Sábado Santo.
LOS SALZILLO
SERVITAS
SANTO SEPULCRO
MISERICORDIA
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Jorge Martínez Reyes.