No eran todavía las cinco de la tarde y Santa Catalina se llenaba un sábado más de nazarenos. Esta vez sin caramelos, y dispuestos a llevar a cabo una verdadera estación de penitencia junto a Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos. Sin embargo, en San Juan de Dios también dominaba el luto. La Cofradía del Yacente, de luto hebreo, sacaba a las siete de la tarde su procesión de silencio y austeridad. La primera luna llena de primavera fue testigo de le entrada de todo el cortejo del Yacente, que nos dejaba a expensas de la Resurrección de Cristo.
PROCESIÓN DEL ROSARIO
PROCESIÓN DEL YACENTE
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Jorge Martínez Reyes.